martes, 13 de marzo de 2012

Confesiones de un ruin...

Ahora solo me queda recoger las flores muertas del piso, aquellas que me recuerdan que con tal mesura intentaste convertir esta tragedia en comedia, y ya no podía seguir improvisando lo que mi mente reacía a recordar. Ya no quedan aplausos mucho menos abucheos, ya todo terminó con una simple reverencia, como sea, este es mi trabajo, ser el más odiado sin posibilidad de redención, aunque debo admitir que me facinó causarle dolor, mi placer es verla llorar, así puedo ver su alma desnuda ante mis ojos inyectados de sangre, y mientras el telón siga abierto mi perversión seguira atormentándola sin piedad, ni hablar de las corcheas que suenan de fondo, éstas acertadamente agobiaban su inevitable agonía, yo solo reía sin razón o probablemente con fundamento, en realidad no me importa. Para el final del tercer acto, despues de oir la misma miserable frase que tanto odio, donde mi papel cesa sin más opción que correr hacia a dónde empezé. Lo gracioso talvez es que todo esto sea un sueño espero que así sea, porque si fallo no habra crítica alguna que desestabilice mi cabeza, pero no, lamentablemente sigo parado sobre el mismo piso que ayer esperando a que alguien diga gracias, aseguro que cuando eso pase, podré dibujar una sonrisa en mi frío y seco rostro...

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