Lunes...
Lunes,
 quizás no sea más que un día normal, un día en el que nada importe, 
nada valga, ni el sentimiento, ni el remordimiento, tal vez las cosas 
salgan bien, tal vez no, por qué estar tan atentos a la suerte, si 
siempre que se asoma se mofa de nosotros, los pequeños e insignificantes
 creeyentes de ella, los que con vehemencia la invocamos, para que 
simplemente nos cambie el ánimo por dos que tres minutos, aunque el 
vacío siga triturando nuestras entrañas, haciéndonos arrepentir una y 
otra vez de lo que pasó o pudo haber pasado, pero de algo debe servir, 
algo debemos sacar a cambio, ¿madurez?, es una pregunta que no sirve 
responder, ¡es que ni la suerte cuando intenta ser buena es perfecta!, 
por qué este lunes nunca llegó a ser perfecto, sencillo, porque los ojos
 no encuentran lo que tanto quieren ver, y no precisamente son letras 
mal escritas o garabatos sin forma, sino más bien, una sonrisa, una 
mirada, algo que logre encender el motor de la emoción, pienso que 
aunque nuestro cerebro trate de pensar en lo que es mejor, 
nuestra conciencia siempre escuchará al corazón, es por eso que pesan 
tanto días como este...
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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