domingo, 10 de junio de 2012

Anécdotas...

La vida está cada vez más necia, oir a Carlos con las mismas sandeces de siempre, que casi siempre me hacen gracia, y claro, José siempre recordándonos lo miserable que es, si claro, con sus muchas anécdotas románticas, que a mí me gustarían que me pasaren, con cada risa y sonrisa que vuela perezosa junto con el viento y como las miles de cuadras que nuestros pies han recorrido, si hasta el tiempo bromea con nosotros, o talvez se rie de nosotros, pero parece tener prisa porque es el primero del grupo en irse, quizá su madre es poco permisiva, como la mamá de José, no sé, quién va a saber, solo sé que es a las "tres y cuarto" en en el mismo lugar, con el mismo propósito, ya sabes, a contar anécdotas, contar bromas, reirnos el uno del otro, a filosofar con la impetud de Sócrates y Teodoro, a tratar de flirtear un poco, un momento ese soy yo, aunque la mayoría de veces, quiero decir, siempre, solo logro quedar como un tonto con aires de galán, que no logra ni conquistar ni a una gorda, con el perdón del lector claro, ¿En donde me quedé?, ¡Ah!, en que se hace mil y un cosas en una sola tarde, aunque solo es un decir, porque solo nos la pasamos hablando de la vida y nunca se dice algo útil en concreto, a veces nos preguntamos como serán otros amigos, llegarán a esas respuestas tan ansiadas, espera, nosotros no somos amigos, somos hermanos de distinta madre, pues como dicen por ahí, si fueramos hermanos de la misma madre nos echarían de la casa al minuto porque nadie nos soportaría a los tres juntos. 

Pero el tiempo ha dejado de ser nuestro amigo, ahora todos estamos ocupados en nuestros asuntos, Carlos hasta tiene nuevos amigos, es triste recordar que un día todos reíamos, ahora no tenemos oportunidad de reir, antes cuando el tiempo sobraba más que nuestras idioteces, ahora hemos madurado, aunque Carlos no estoy seguro, pero, almenos yo y José, pasamos más tiempo respondiendo preguntas que haciendo bromas, no le tengo resentimiento al tiempo por abandonarnos, pero solo le pido un favor, que vuelva a ser nuestro amigo o que por lo menos nos devuelva esa gana de reir de nuestras estupideces, porque antes éramos listos haciendo tonterías, ahora somos tontos haciendo cosas pertinentes, que al fin y al cabo no nos hacen felices, pero es parte de la vida, nos mintieron nuestras madres, el objetivo de vivir no es buscar ser felices, sino, ser miserables, si José estuviera aquí seriá una conversación eterna, ahora ya solo queda reir solo, de los recuerdos, que estos son los únicos que serán "hasta que la muerte nos separe"...

Dedicado a José y Carlos...

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