jueves, 13 de septiembre de 2012

Enardecer...

Alcanzo a mirar como las manecillas describen la misma y aburrida trayectoria, sin atreverse a resbalar más rapida o lentamente, y si elevo la mirada, justo cuando logro divisar exactamente una línea perfecta que junta al seis con el doble del mismo, sabré que no he dormido otra noche más, deseando que este momento nunca llegue, la batalla que tanto tiempo me negué a concretar, sabiendo que mi enemigo me espera con la ansiedad marcada en el rostro y un revólver con mi nombre, sin embargo, rehusarme a terminar con esto es algo que ya no está en mi lista de pendientes.
Esta mañana, todo se resumía en un susurro del viento que no me permitía siquiera escuchar esas sutiles melodías que esas guitarras de la plaza se arriesgaban a tararear, ya no servía de nada tanta tinta regada en esas hojas de manos ajenas, tantos pasos que se escaparon con pereza de estos pies que se reacían a continuar, hasta el cielo me rogaba que me detenga, aunque sus lágrimas solo me sirvieron de aliento. 
Ahora que estoy aquí, solo ansío una sonrisa al azar en este rostro antes de que la muerte lo pueda besar, que el buen amigo no dude en estrechar estas manos que se pondrán rotundamente frígidas, que la gente ya no se tome la molestia de llamarme cobarde cuando la hipocresía pesa más en sus conciencias, que el epígrafe de esta historia llegue a aclarar algo mi falaz incertidumbre, que la pesadumbre decida marcharse por sí sola.
En este momento que él esta frente a mí, el miedo me acaba de abandonar junto con mi alma marchita, los dos estamos inmóviles, mirándonos como dos desconocidos que apenas conocen el odio, ninguno se atreve a pronunciar palabra, es que todas estarán prohibidas, lo único que ambos esperamos es el fin de la escena, un arma, dos balas, la sangre del que corra primero tendrá que lavar la culpa del otro, solo que aquí no hay desenlace, aquí solo hay un comienzo...

martes, 11 de septiembre de 2012

Casualidad...

Hoy la vi casualmente, estaba preciosa y perfecta, aunque, como siempre con apuro, pero como nunca, merodeando en mis ideas. Estaba con su clásico lápiz labial, que por cierto no pude dejar de admirar como le dibujaba una sonrisa perfecta a esos labios, y eso que fue la primera estación del recorrido que siguieron mis ojos sobre aquellas facciones que hacen que mis facinaciones se eleven sin querer siquiera regresar, pasando de la gracia de su boca hacia la suavidad de su tierna mirada, que rechaza a la mia, quizá por miedo a encontrar el gran amor que está reservado para ella, no quiero seguir más atormentándome al describir aquella mujer que reencarna el verdadero significado de esa subestimada palabra de diez letras: perfección, pero pensar en tenerla en mis brazos queda reflejada en otra palabra de diez letras: suposición...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Ojalá pueda ser como tú...

Desde hace poco tiempo, que me pasa algo al ver esa sonrisa, en un pasado cercano, tanto tiempo viéndola, no aceleraba mi ritmo cardiaco ni un poco, es más, ni siquiera cuando me miraba a los ojos o me dirigía la palabra, pero últimamente no sé la verdad, esto de sentir un cariño especial por una persona a la que podría estar llamando "amiga", al menos no es normal en mi, ella no me ha dado razones para enamorarme, inclusive, ella tal vez ni se lo imagina, quizá pueda ser que aquí me deshague, en verdad no me importa que ella sienta lo mismo que yo, sería una pérdida de tiempo decir su nombre, porque descubrí que así me encanta, ella con su aflicción y yo con mi afición...