domingo, 22 de abril de 2012

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Hoy, donde el veinte se junta con un solitario dos, en aquel mes donde el frío se siente impetuoso por las tardes. Es un día especial, y es que recordamos con gran alegría el día en que se oyó tu voz por primera vez, y lo único que pedimos es seguir escuchándola con la misma felicidad que irradias a diario; para no alargarme más, lo resumo en: ¡Feliz Cumpleaños! que todos tus sueños no se queden en tu almohada y que en tu vida solo encuentres júbilo, recuerda que se te quiere...
Con mucho cariño para María José Terán y para nuestro hermosísimo planeta...

sábado, 14 de abril de 2012

050

Solo algo eleva la fe de luchar por la esperanza, porque nada es más fuerte que el deseo innato de pelear por una guerra que se perdió antes, el anhelar una victoria indecisa entre la vida y la muerte, porque ganar no es la victoria que quieres, no es la vitoria que necesitas.
Si te rindes a nadie le importa, solo algo mantiene intacto ese deseo de luchar, solo el instinto de vivir es más fuerte que la pena de tus recuerdos.
La pregunta no es si es ganar lo que quieres, es si te perdonaras el perder frente un enemigo sin fe, sin alma que vencer ni esencia que acabar, es no saber si vales lo que sacrificaste, es no saber si la muerte no te quiere junto a ella.
Pelea cuanto no tengas paz, pelea por la guerra que justifique tu amor, lucha cuando no haya nada porque vivir, por la gloria de vivir y saber morir.

Por Emilio Yepez H.

miércoles, 11 de abril de 2012

Azaleas...


Hoy olvidé que hace diez días que terminó Marzo, y la penumbra era demaciado débil para ocultar mi ansiedad, aún sabiendo que ayer tenía que encarar lo que tanto perturbaba mi conciencia, inclusive, ya entre tanta niebla con sabor a nicotina, era tan normal ver como aquellas memorias seguían inconclusas sobre aquel escritorio que me vio madurar, y nunca tenía nada que reclamar ni reprochar. Es que la vida pasó a tener un sabor amarescente, aunque exagero como siempre, de hecho mi existencia sería una cama llena de Azaleas, si hubiera sabido como controlar mi autismo ante tanta gente hipócrita, aunque por otro lado, aún recuerdo esas eternas pero cautivantes conversaciones conmigo mismo, ya ni los cientos de libros que devoré me ofrecian tal confort. 
Mi mano ya está arrugada y cansada de tanto trazar sueños utópicos, que nunca verán un haz de luz, es que no sé si por desidia o prejuicio, pero ojalá que tenga la fuerza suficiente para poder hacer un nudo bien hecho y me encantaría que no se apiade de mi languidez, que ya pesa tanto en mi cabeza.
Ya no tengo escuzas ni motivos para obviar este sentimiento, y recurrir a esa única estrella en ese cielo claroscuro para pedirle un consejo, estaría de más, no, mejor regresaré a dormir para que esta idea surja de nuevo mañana...